viernes, 22 de enero de 2010

Laura Alonso - Sobre el Encuentro Nacional de Escritores

Tuve el gusto, en el Encuentro Nacional de Escritores, de que se me sugiriera participar en la mesa tematizada como "¿Las generaciones? Conversaciones horizontales en las fronteras de lo literario" (título largo). Acepté con bastantes dudas porque sinceramente no es un tema del que yo tenga opinión formada ni al que le haya dedicado tiempo alguna vez de una forma rigurosa. Sólo algunos trazos. Como la dinámica del encuentro no se pensó a través de ponencias si no más como una forma de gran coloquio, finalmente decidí que tomaba la invitación. Diría que mi intervención fue breve, algo así como pensamientos en voz alta y estos retazos son los que aquí trataré de verter. Los demás integrantes de la mesa fueron Carlos Maggi, Washington Benavides, Melisa Machado, Carlos Ma Domínguez, Hugo Fontana (que actúo como moderador), Pablo Trochón, Gabriel Peveroni, Raquel Diana, Marianella Morena, Ramiro Sanchíz, y los escritores por la región sur (Canelones y Florida) Andrés Marcelo Díaz, Martín Bentancor, Guillermo Digiovangelo y Reina Fresolina Franco. En dicha mesa las intervenciones (en general) fueron más bien vertidas sobre experiencias individuales con respecto a la pertinencia y pertenencia del concepto "GENERACIÓN”.

Resumo en tres breves puntos, mi pequeño aporte:

a) El término o concepto "GENERACIÓN" no es de valor para el creador. Sí lo es para la historia de la literatura y para la crítica. Por lo tanto, a mí, especialmente, y tal como es formulado hasta ahora, me tiene sin cuidado.

b) La "GENERACIÓN" es una forma taxonómica propia de las formas del saber hijas del sueño ilustrado: catalogación y en definitiva, orden. Siempre dieron una ilusión de monolitismo (la modernidad se concibió, a través de su propio relato histórico, monolítica) pero ya podemos decir que eso fue parte de su constructo discursivo. Sabemos que no fue así. Siempre existieron “escapados y tapados”, no considerados, etc, que luego, tras revisión, vienen a dar a la luz mucho tiempo después.
Toda categoría taxonómica legitima y reproduce, además, el propio saber académico que la construye, por lo que empieza a hablar “su propio lenguaje”. Siempre estará reñido con la foto final que podríamos sacar de la realidad a la que cree abarcar. Es entonces, también, una forma de ficción consensuada.

c) A estas alturas, el concepto "GENERACIÓN" debe estudiarse (ya se está haciendo hace bastante), más que bajo la lupa de una simple causa temporal y de zeitgeist compartido, bajo modos producidos por estudios culturales y/o de género, todos los aportes sobre el gusto, las afinidades y las subjetividades "compartidas". Es probable que alguien interesado en este tema se aproxime más por este camino al asunto y lo tiña de nuevos cruces. También es probable que de esta forma se ilustren más cabalmente los cortes y continuidades temporales entre autores de generaciones distintas.

Por último, dediqué dos o tres palabras a la intuición (en esto siempre hay un gran margen de error) sobre el hacer de los más jóvenes (NO TODOS -que quede claro-) que reproducen infinitamente modelos literarios propios de nuestra tradición casi sin modificaciones. Esto vino relacionado a la intervención que hizo Pablo Trochón en la misma mesa sobre lo que llamó “los escritores débiles”, la cual compartí en este punto. Con el concepto de "escritores débiles", Trochón habló de la falta de riesgo y la consecuente reproducción de modelos instalados y conocidos (él dejó bien claro: DÉBILES no significa MALOS. Los hay y muy buenos)
Sobre el encuentro en sí, por temas de salud no pude estar los tres días. Me interesaba escuchar las mesas de Poesía y Narrativa Joven pero me fue imposible concurrir. Por lo visto el miércoles, único día en el que participé, creo que para el próximo Encuentro debería ajustarse la dinámica. Esta ha sido una excelente iniciativa pero si se pretenden discutir los temas, sean los que sean, no puede haber 12 panelistas por mesa. Y si hay 12 panelistas, entonces hay que prepararse para discutir más de una hora y media (que era lo previsto).
Para el futuro también es necesario que exista una mesa propia sobre las temáticas del interior del país. Quedó demostrado que los participantes no capitalinos necesitaban expresar temas específicos que se perdían en los temarios de cada mesa. Sin dudas, existe una profunda asimetría histórica que tiene que ser tratada de forma especial, en un espacio propio. El descentralizar encuentros futuros podría ayudar en tal sentido.

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